lunes, 29 de diciembre de 2008

Happy new year




Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestás tu mano en esta noche
de fìn de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.
Julio Cortázar: Salvo el crepúsculo (1984)

jueves, 11 de diciembre de 2008

Noches de arándano




Imaginad que mañana se estrena en España la última película de uno de vuestros directores favoritos. Bien. Pero ahora imaginad además que sois unos freaks y que a estas alturas ya habéis visto esa película tres veces, en el cine... Aun así la veríais otra vez, ¿no?


Es por ello, oye, jaté, que en breve estaré sentada ante la gran pantalla re-viendo My blueberry nights, de Wong Kar Wai.


Es la primera película "occidentalizada" de este director chino, famoso por Deseando amar (In the mood for love) o 2046, que me encantan, sobre todo la primera.


Recuerdo la primera vez que la vi (por supuesto, la he visto mil veces, si a estas alturas he visto My blueberry nights tres veces...). No conocía a Wong Kar Wai de nada. No sabía de qué iba la película, qué estilo tenía... nada. Aquello marcó un antes y un después. Me "enamoré" de ese modo de hacer cine, esa música, esos ambientes...


Es curioso. Parece que Wong Kar Wai sabe cómo curar el mal de amores a través de la comida. En Chungking Express aparecía un policía que no paraba de comer latas de piña después de una mala experiencia sentimental y My blueberry nights también tiene algo de eso. El pastel de arándanos con helado de vainilla es, en cierto sentido, la base de la historia. La protagonista (Norah Jones) parte del pastel que le sirve Jude Law para dar el primer paso que le lleve a acabar con el dolor que siente por una decepción amorosa.


En fin. No es, para mi gusto, la mejor película de Wong Kar Wai, pero merece la pena, aunque sea sólo por el buen sabor de boca que te deja.


Si os apetece ir al cine este fin de semana... los arándanos son una muy buena opción.



Y haced caso a Wong Kar Wai... para el mal de amores, tarta con helado y/o piña. A ellos les funcionó...